Compartimos la segunda parte de una gran historia, de la vida real, que en la pluma del escritor Juan del Río, adquiere una dimensión cultural especial.
Por Juan del Río
Especial
IN ILLIO TÉMPORE: 2 Historia, cuento y paisaje.
A dos tabacos, como se calculaba el tiempo y la distancia en ese entonces, más arriba de donde el gran río se besa y abraza con el pequeño marrón que baja por entre el valle de las cordilleras pellizcando solares y chozas de guadua e iraca ancladas a las márgenes de sus traicioneras aguas, florece bajo la fronda del añoso ceibo y de las alas del arcángel, la huella de sangre, flecha y valentía de héroe y heroína que lucharon por derrotar al tirano, tirano que a la postre, arrastrado por caballos, fue peinando calles y caminos dejando a su vera el fantasma de sus huesos, e izada su enjuta cabera en la plaza de la pequeña aldea.
De norte a sur y como áspid vigilante de las profundidades del acantilado que sobrevuelan en presurosa algarabía loros y pericos en busca de sus nidos y sus crías, cautelosa se perfila la obra de temerarios topógrafos e ingenieros, que con sangre de hielo, colgados al precipicio, poco a poco fueron rompiendo la roca, a brazo limpio, pica, palanca y dinamita, hasta entrar al valle de la palma; tierra fértil donde el paisaje se llena de verde y cuelgan de los dindes sendos pendones de salvajina. Ahora, si el viandante se para en el punto alfa del cañón donde la vista parece perderse en el abismo, percibe que el coloso se profundiza entre los acantilados que lo cubren, dejando ver solamente una delgada corriente, imagen que lo hace retroceder, símbolo de angustia, de terror y de muerte.
La vida vuelve y la respiración se calma cuando al descender por la empinada y peligrosa carretera, pasando por la zanja del diablo, portadora de la orquídea negra y de pececillos de colores, se llega a la mítica cascada donde la diosa, antes de despuntar el alba, ofrecía su cuerpo a los duendes y desnuda se bañaba, danzando al ritmo de las olas del gran río y de los acordes sinfónicos de la cascada. Avanzando hasta el punto omega de la pendiente se llegaba a la cabaña del viejo lobo de la canoa y canalete, padre de tres hermosas doncellas, llenas de juventud, olorosas a albahaca, volcanes en flor de primavera, miradas profundas y labios con sabor a caramelo.
Fecha: 25 agosto, 2021
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