“Los héroes de Colombia construyeron paz en nuestros corazones”, dicen habitantes de la vereda Bajo Horizonte, zona rural de Neiva y antiguo fortín de las Farc.

Sorteando las inclemencias del clima, realizando largos recorridos por trocha, cargando sobre sus hombros pesados elementos de construcción; los soldados de la Novena Brigada, orgánicos de la Quinta División del Ejército, materializaron el sueño de los pequeños de la vereda Bajo Horizonte: el contar con una escuela apropiada para su educación.
“Sus manos cumplieron un sueño”, ustedes héroes de Colombia se vistieron de albañil y construyeron paz en nuestros corazones”, frases de agradecimiento por la ardua labor que desde hace mes y medio iniciaron los soldados, tras el compromiso adquirido por el comandante de la Quinta División, mayor General Jorge Humberto Jérez Cuéllar.

Y es que, que el Ejército construyera una escuela en una vereda que en otrora fue duramente golpeada por la presencia del frente 66 ‘Joselo Losada’, que se edificara esperanza en un terreno en el que antes estaba construido un salón de bareque y que los soldados llegaran, no para combatir a las Farc, sino para contribuir con la construcción de metas; parecía una ilusión.
Fue así como hoy, La vereda Bajo Horizonte, jurisdicción del corregimiento Chapinero del municipio de Neiva, enclavada en la cordillera central y habitada por 29 familias; se vistió de alegría, con la firme convicción que el nuevo espacio de aprendizaje que estará listo para utilizarse el próximo 20 de diciembre, ya no sólo albergará a los 19 niños que llegan hasta allí para educarse, sino además a los pequeños de las veredas circunvecinas que ahora saben que contarán con un lugar apropiado para recibir sus horas de clase.
“Tengo que reconocerlo, el Ejército nos ha traído esperanza, una oportunidad para que los niños se eduquen, puedan partir a obtener sus títulos y posteriormente regresen para apostarle al campo”, aseguró Gloria Trujillo Dussán, rectora institución educativa Chapinero.

Así empezó a materializarse un sueño
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El pasado 06 de octubre, el mayor general Jorge Humberto Jérez Cuéllar, en compañía del Gobernador del Huila, el alcalde de Neiva y el comandante de la Novena Brigada, coronel Marino Valencia Rico, visitaron la zona para conocer de primera mano las necesidades de los habitantes.
No había duda para los pobladores, se requería de una escuela con urgencia. Desde ese mismo instante, el Ejército Nacional lideró una minga a la que se unieron empresarios, las autoridades tanto local como departamental y por su puesto la comunidad.
Ladrillos, cemento, biblioteca, pupitres escritorio, tableros y todo los necesario para dotar una escuela, fue llegando gracias a la unión de fuerzas. Se requería de la mano de obra y sin dudarlo dos veces, los soldados, poniendo de manifiesto su voluntad inquebrantable de servicio, cambiaron el uniforme pixelado por el overol y el fusil por picas, palas y mezcladoras, para hacer realidad el sueño de los niños.
Con una inversión de 90 millones de pesos, avanzaron, sin detenerse, ni siquiera las fuertes lluvias que hacían aún más difícil el acceso de un recorrido de más de nueve horas por una carretera en pésimas condiciones, fue impedimento para iniciar la obra que hoy se encuentra en un 80 por ciento.
“Es una promesa de soldado que estamos cumpliendo, es un honor para nosotros ratificar la victoria militar, pisar sin problema y con mucha tranquilidad estas tierras del Huila, para cumplirle a nuestros niños”, expresó el mayor general Jorge Humberto Jérez Cuéllar.
Una obra que en palabras del señor coronel Marino Valencia Rico, representa el amor y el cariño del soldado por su pueblo, que se construye con entrega, energía y Fe en la Causa, que simboliza la construcción de paz y de ese compromiso que llevan por dentro los soldados por Colombia.
“Hoy llegamos a un área que en el pasado fue complicada por la presencia de las organizaciones armadas al margen de la Ley, pero que gracias a la victoria de la tropas, se logró despejar. Venimos no sólo a ratificar seguridad, sino a contribuir con el progreso para las familias más vulnerables”.

Jacqueline, la pequeña ahijada de los soldados
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Pero allí no termina el aporte de los soldados. Jacqueline Muñoz Barreto es una pequeña de cuatro años que padece leucemia, pero que ha logrado enfrentarla gracias al corazón grande de los soldados de la Novena Brigada que decidieron adoptarla.
La historia inició un año atrás cuando a los problemas económicos del hogar Muñoz Barreto, asentado en el corregimiento Chapinero, se sumó el grave diagnóstico que desde entonces obliga a la familia a viajar periódicamente a la capital huilense para que la pequeña pueda seguir el tratamiento.
Siete largas horas de recorrido, los gastos de transporte y alimentación, más la necesidad de regresar el mismo día ante la imposibilidad de pagar un hospedaje que les permitiera dar tregua a unas horas más de recuperación tras las fuertes quimios, han sido algunos de los obstáculos que han debido sortear.
Una dura prueba que hoy se hace más llevadera gracias a la decisión de los soldados de la Novena Brigada de apadrinar a la pequeña y aportar a los cuidados paliativos que le han permitido a Jacqueline fortalecerse como guerrera en la actual lucha que libra.
Desde entonces acompañar su traslado, brindar jornadas de recreación y esparcimiento, ofrecer alojamiento a ella y su familia cada vez que viajan a la ciudad a cumplir con las quimioterapias programadas y contagiarlos de la fortaleza necesaria para salir avante, son tan sólo algunas de las tareas que realizan los padrinos: los soldados de la Novena Brigada.
Una labor altruista que representa un Ejército Multimisión, soldados más cercanos a las necesidades de su pueblo, tropas comprometidas con las comunidades más vulnerables, héroes con una profunda Fe en Colombia.
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