POR JORDI PÉREZ COLOMÉ*
Hace unos días Mark Zuckerberg fue al podcast de Joe Rogan. Estuvo casi tres horas y he escuchado todo para que, como se dice ahora, no tengas que hacerlo tú.
Rogan se hizo famoso el año pasado por acoger a negacionistas del covid e insultos racistas, tener mucha audiencia y cobrar 100 millones de Spotify. Zuckerberg, fundador de Facebook, no está 3 horas hablando en público habitualmente. Rogan tiene ese tono curioso y cómodo de conversación que funciona bien hoy, sin la sensación agresiva de un periodista que busca un titular o un renuncio.
Zuckerberg fue sobre todo a vender su moto: el metaverso es el futuro, unas gafas Oculus nuevas que salen ahora en otoño, y el nuevo Instagram centrado en recomendaciones de IA. Dijo por ejemplo que las Oculus se venden mucho, al nivel de consolas. Pero Zuckerberg es también un tipo listo, de esos que piensa cada pregunta y articula una respuesta.
Dijo un montón de cosas que me sorprendieron:
a) Vive en el futuro. Zuckerberg lleva años pensando en cómo será un posible futuro: centrado en gafas de realidad virtual y aumentada. Ha valorado por ejemplo qué cosas del futuro no serán necesariamente reales: “Hay cosas de la realidad que no necesitamos que sean reales”, dijo. “Una silla debe ser real porque nos sostiene, pero una tele o una escultura no”, es decir, puede ser real solo en nuestras gafas.
b) El mundo real ya no es real. Rogan le dijo que ya con el móvil la gente se olvidaba del “mundo real”. Zuckerberg le corrigió. No cree que haya un mundo real, sino un mundo físico y otro digital. Los dos juntos forman el “mundo real”. “La relación entre cosas físicas y digitales cambiará”, añadió. Muchos lectores pensarán que este tipo es un flipado. Puede ciertamente serlo. Pero es un flipado que está invirtiendo miles de millones de dólares en fabricar algo que puede ser una nueva plataforma tras los móviles. Quizá se equivoque y hunda su empresa, pero hoy debemos saber qué piensa. Por lo que dijo, en Silicon Valley hay algunos mucho más alucinados: “Yo pienso que el mundo físico es más importante que mucha otra gente en la industria”.
c) Tiene un santo grial. Zuckerberg sigue contando que el gran objetivo de su vida es conectar gente. Empezó con el texto en Facebook, luego foto (Instagram), ahora vídeo y queda el mundo virtual. En el móvil o en una videollamada no tenemos “sensación de presencia humana”, dice Zuckerberg. En el mundo virtual espera que exista.
d) Pero el objetivo de verdad es que sea en el trabajo. La frase que me dejó más loco fue esta: “Imagina teletransportarte por la mañana a tu oficina y estar presente mediante tu holograma”. La dijo dos veces. Es una evolución del trabajo remoto donde “sientes presencia”. La presencia no está en las pantallas. Una videollamada en Zoom nunca te dejará un recuerdo de espacio: “Yo confundo en qué reunión de Zoom me han dicho algo”, dijo. Si en cambio ves la mesa, y sabes de qué lado te llegó una frase y mirabas por la ventana, tendrás un recuerdo más completo. Estarás más presente.
e) No te flipes. Mark. Rogan, con comentarios que podría hacer cualquiera de nosotros, le decía que no veía algo así, que ya es un follón el móvil, imagina ir a cenar con adolescentes con gafas de realidad virtual o aumentada. Zuckerberg aclaró que nada será completo y para siempre, sino progresivo: “¿Será la experiencia virtual tan buena como estar en persona? Probablemente no, nunca podrá, pero sí se harán cada vez más cosas: videojuegos, charlar, luego trabajar. Podrás aparecer en cualquier lugar”. Es un peldaño más en «acercarnos».
f) ¿Pero serás un pingüino? Desde fuera apenas hemos pensado esto, pero en la realidad virtual podrías ser un holograma fotorrealístico o el avatar de un pingüino o un T-Rex. En un momento de la charla, Zuckerberg admite que su empresa tomó unas decisiones hace unos años de apostar por el desarrollo de una realidad virtual con unos rasgos. Hasta que no llegue al consumidor, no se sabe si cuajará.
g) Qué serán las conexiones neuronales. Zuckerberg descartó que en breve un chip añada información a nuestro cerebro. Pero en Meta trabajan en lo contrario: que nuestro cerebro o gestos den información a una computadora. Puso este ejemplo: “Estás en una reunión, ves en tus gafas que tu mujer te ha escrito. Quieres contestar sin sacar el móvil. Podrá hacerse con un gesto de la mano”, dijo. Es claramente un problema muy de 2017. Rogan se rió. Estaríamos todos pendientes de quién mueve la mano. Otra cosa más flipante es que tu cerebro sea capaz de dar instrucciones a una mano, pero que sea tu mano virtual y no tu mano real, que seguiría inmóvil sobre la mesa.
h) Quiero comerme la tele. Zuckerberg habló una hora del metaverso. Luego cambió y el interés bajó, pero dijo varias cosas interesantes sobre moderación y su carrera, y otras más humanas: ya no corre porque le permitía pensar y prefiere el windsurf, hidroala (hydrofoil en inglés) o el jiu-jitsu, que le tiene obsesionado desde hace un año. Tuvo también un debate con Rogan sobre si no le preocupa robar a sus usuarios más tiempo de vida real. Zuckerberg dijo que las pantallas hoy siguen siendo ordenador, móvil y tele. Le sorprendía cómo tantos americanos seguían usando tantas horas algo tan pasivo como la tele. “Hay un montón de tiempo de tele que comerse”, dijo. Para él ese tiempo de ocio es malo porque es pasivo, no es deporte o amigos. No queda claro cómo de activo es estar ante Instagram, pero probablemente crea que WhatsApp es mejor que la tele. Aunque en su discurso se refería más al futuro: “Mi objetivo para las plataformas inmersivas es que el tiempo que la gente pasa con pantallas sea mejor”.
*reportero de Tecnología de El País de España