Por: Alexander Vargas Bedoya
Un horizonte avizora la singular intención de la humanidad por buscar lo que por siglos le ha sido esquivo al planeta, vivir en paz.
La paz es la frase que al unisonó más se ha pronunciado por los colombianos en las últimas décadas, a la par de otra que tanta desgracia a dejado en la vida de millones de nacionales, la guerra.
De cifras todos hablan, el conflicto ha dejado un cuarto de millón de muertes, 50 mil colombianos desaparecidos y 7 millones de víctimas. Podríamos decir entonces que en promedio 30 millones de colombianos han sido indirectamente afectados por la guerra en este país.
Piense con paciencia de que manera lo ha tocado a usted el conflicto colombiano, y de seguro encontrará hechos y razones evidentes para concluir que usted también ha hecho parte de ésta guerra, sin haberlo pedido, hemos sido actores pasivos de una película que ha escenificado el horror, la maldad y barbarie de la humanidad en esta parte del mundo.
Y entonces, ¿por qué motivo, la anhelada paz divide hoy al pueblo colombiano?
Increíble pensar que encontremos una real y palpable polarización de la sociedad colombiana entorno al camino del plebiscito y su futuro en las urnas. Pero es la realidad, hay sectores que no creen en la Paz de Santos y Timochenko y por el contrario odian pensar que pueda ser un círculo factible en la Colombia de Hoy.
Hablan de una paz, que será transitoria, que creará nuevas formas de violencia en la vida nacional, una paz en donde no existe el perdón y olvido, donde las víctimas directas del conflicto han sido excluidas y no tendrán reparación. Una paz que no castiga la impunidad, un proceso que en las urnas evidentemente divide la sociedad.
Pero a pesar de lo que se diga en contra de la paz, de lo amarga que será para algunos sectores políticos, tenemos derecho los ciudadanos en este país a creer en ella, a crear el horizonte que avizore un mañana sin guerra en Colombia.
Sera una obligación del Gobierno Nacional, como también de la oposición al gobierno, hacer pedagogía del cumulo de acuerdos de la Habana. Hecho que aun no ocurre en ninguna de las dos campañas.
Tienen derecho cada una de esos millones de personas que saldrán a votar por él Si o Por el No en el plebiscito, de sufragar con conocimiento de causa y que no se deje el sin sabor que hoy se tiene del mensaje mediático, equivoco y enredador que se está enviando por parte de las dos facciones en contienda plebiscitaria.
Finalmente, entender que paz en Colombia, no es solo desarmar los grupos insurgentes para traerlos a la vida civil, paz en Colombia significa también desarmar nuestra agresividad social, dejar de matarnos por idioteces, respetar cada derecho y deber de vida en una sociedad.
Una paz duradera será posible si cada quien asume el reto de vivir en equilibrio en su entorno medio ambiental y social.
Que los anhelos de unos y odios de otros de frustren el interés general de lograr la paz que merece Colombia.