‘Ser madre comunitaria es mi vida’

‘Ser madre comunitaria es mi vida’

Desde hace 29 años, Ana Dilma Osorio ha ido consolidando un trabajo importante como madre comunitaria en el barrio ‘Luís Ignacio Andrade’ de la comuna 9 de la ciudad de Neiva, destacándose como una mujer luchadora y líder de su comunidad. La situación para las mujeres que ejercen esta labor se ha empeorado, por eso exigen igualdad y mejores condiciones.

Por: Cristian David Ordoñez Fuentes
Redacción Noticias Al Sur
En el año 1989, Bienestar Familiar implementó en Neiva el program ‘Madres Fami’, el cual tenía como propósito que mujeres de cualquier tipo de edad cuidaran a niños de 0 a 6 años, al igual que madres embarazadas y lactantes. Muchas se unieron a este proyecto para lograr encontrar un sustento por medio del trabajo comunitario ayudando a todas esas personas que no tenían dónde dejar a sus hijos.
Ana Dilma Osorio fue pionera en el barrio ‘Luís Ignacio Andrade’ junto con otras madres de esta iniciativa que les ha ayudado mucho. Sin embargo, las condiciones de trabajo después de tres décadas no han mejorado y ahora pide igualdad y respeto por su labor.
“Nosotras queremos que se nos mejore la situación. A nosotras como madres comunitarias nos pagan la mitad del mínimo. Además, hay una desigualdad con respecto a la entrega de alimentos para los niños en los hogares de bienestar; nos dan libra y media de arroz, una de panela para toda la semana y así se va conformando el mercado para toda la semana. Nosotros hicimos una minuta para mejorar la cantidad del mercado porque realmente es poco”, señaló Osorio.
El panorama se ha empeorado para Ana Dilma, pues les exigen estándares de calidad muy altos para mantener su labor cuando ni siquiera, según cuenta, les suministran los recursos necesarios.
“Hace poco nos hicieron someter a estándares de calidad muy altos y lógicamente nos fue mal. Lo que me parece contradictorio es que Bienestar Familiar no nos suministraba los recursos para mantener en buenas condiciones a las casas. Los estándares son imposibles. No nos aportan recursos para los niños; antes nos capacitaban y ahora no lo hacen. Ahora nos echaron el Ministerio de Trabajo y nos exigen saber de salud ocupacional. Por eso, y para no perder nuestro trabajo, nos ha tocado sacar del bolsillo para las capacitaciones; si no lo hacemos, nos multan”, manifestó la mujer de 60 años.
Así mismo, denunció que Bienestar Familiar quiere acabar con los hogares comunitarios: “Bienestar Familiar nunca arregla nuestros hogares para tener en mejores condiciones a los niños. Lo que ellos quieren es acabar con los hogares en las casas. Yo sólo quiero que nos tengan en cuenta. Además, y por lo que he visto en CDI, a las mujeres mayores de 45 años no les dan oportunidades”.

Les tienen competencia
Desde hace aproximadamente 4 años, en el barrio Luís Ignacio Andrade, al igual que otros sectores como El Carbonel, Alberto Galindo y Prado del Norte, llegó el programa ‘Fami Familiar, una iniciativa similar a la de los hogares comunitarios.
Las madres comunitarias han mostrado su voz de protesta, pues a las mujeres que trabajan en dichos lugares les pagan mejor que a ellas y los lugares cuentan con mejores condiciones. Esto fue considerado por Ana Dilma Osorio como una competencia para acabar con dichos hogares.
“En la comuna 9 pusieron otro programa llamado ‘Fami Familiar’. Pusieron tres en los barrios de El Carbonel, Galindo, Prado del Norte y aquí. Hace 4 años los pusieron y nos ha generado competencia; allá hay mejores condiciones y pagos. A esas mujeres les pagan entre $ 800.000 a $ 1.200.000. Esto nos parece insólito, pues a nosotras, las ‘Madres Famis’, ganamos la mitad del mínimo. Nosotras sólo lo que exigimos es capacitación y que nos paguen el mínimo. Queremos igualdad porque el propósito es acabar con los hogares en las casas; queremos herramientas para mejorarlos”, destacó Anadilma.

No puede pensionarse
En la comuna 9, muchas mujeres han optado por pensionarse para lograr un pago mensual por la labor que han ejercido la mayor parte de su vida. Sin embargo, muchas de ellas han optado por no hacerlo, pues las que ya se han pensionado han tenido problemas por el pésimo pago que representa su pensión.
Ana Dilma es una de ellas y cuenta que además de todas las cosas a las cuales ha sido testigo en los 29 años que ha ejercido como madre comunitaria, no podría renunciar y posteriormente reclamar una pensión, pues éstas constan de poco dinero y no pagarían sus deudas y obligaciones familiares.
“Nosotras no tenemos derecho a pensionarnos. Yo por ejemplo he cotizado 16 años. A mí me han dicho que si renunció, me van a dar un bono de solidaridad de $ 280.000 mensuales. Otras madres que ya renunciaron me han dicho eso y me dijeron que no renunciara. Yo particularmente no quisiera renunciar, pues ser madre comunitaria es mi vida y la experiencia de poder colaborarle a la gente, de trabajar en valores con los niños, de poder ayudar es muy grato. Nosotras, las madres comunitarias, tenemos derecho a algo más digno”, afirmó Ana Dilma Osorio.
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