Por: Fernando Gasca
Algunos medios y algunas gentes de bien, hablan bellezas y se persignan, exponiendo lo buenos que han sido los israelitas, hasta versículos mencionan, para justificar el despojo y el desplazamiento de los Palestinos de su propia tierra.
Pero no hablemos de esas cosas que dicen que ocurren en el otro lado del mundo, hablemos, por un taro de lo que puede suceder o está sucediendo en nuestro propio territorio.
Disculpe, ¿le molesta, le suena feo eso del destierro de unos nativos por parte de unos personajes que llegan de otra parte y luego se creen los dueños del país que los recibió?
¿Qué decir de los nativos de éste bello país enquistado en la parte superior de Suramérica?
Acaso, ¿No eran los reales y únicos poseedores, tenedores, usufructuarios de sus tierras? Llegó el invasor (bueno el conquistador) en compañía de las armas, la cruz y la sotana, les quitaron el oro, las mujeres, los hijos, los convirtieron en esclavos y (finjamos sorpresa) les quitaron las tierras, ¡se las titularon ellos.!
Luego, cuando se fue el invasor, quedaron los hijos y descendientes de los foranos, algunos se mezclaron con el nativo, otros, los despreciaron y continuaron titulándose las tierras.
Para abreviar la historia (que no el cuento), hoy vemos a los nativos (mal llamados indios) ocupando las esquinas de los semáforos de las ciudades, ocupando parques de recreación, oficinas del estado, escuelas, calles y demás.
Los medios hablan mal de esos ocupantes, los tratan de manera despectiva, los tildan de vagos, de gentes que no quieren trabajar, que no aportan a la economía del país, que son personas que solo quiere pedir y pedir.
No cuentan, algunos medios, que, al parecer, eso dicen, se rumora, que dichos indios, fueron desalojados de sus tierras, presuntamente, por parte de las guerrillas, los paramilitares, los terratenientes (es decir, como una especie de israelitas) y los fueron mandando para las ciudades y pueblos vecinos.
Ya estando en la capital, los otros (digamos) israelitas (gobierno de turno, medios, personas de bien, pueblo en general) los siguen estigmatizando, atacando, haciéndoles el vacío, desconociéndolos.
Se dice, se rumora, que, hasta una senadora, propuso levantar un muro en uno de los departamentos del país, para separar a la clase noble (israelita) de la clase plebeya (los palestinos). ¿Le suena a Israel y Palestina?
No… ¡jamás!, acá no ocurren esas cosas. En el país del Eneó todo es paz, Justicia social, amor, bendiciones. ¿y la iglesia?, preguntan unos. Bien, a Dios gracias, responden otros.
Entretanto, algunos medios publican fotos de sotanas bendiciendo armas, sotanas con los dueños del poder, sotanas, sotanas, defendiendo títulos…
Neiva, septiembre 17 de 2025 (437)