Adolfo Pacheco, Juglar de Los Montes de María

Adolfo Pacheco, Juglar de Los Montes de María

El mundo de la música, la cultura y el folclor está de luto ante el fallecimiento del compositor Adolfo Pacheco Anillo, célebre juglar de los Montes de María y recordado por canciones como ‘El mochuelo’, ‘El viejo Migue’, ‘Mercedes’, ‘El tropezón’, ‘La hamaca grande’, entre otras.

Pacheco falleció en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica General del Norte en Barranquilla, a donde fue trasladado desde el 20 de enero, luego de sufrir un accidente de tránsito a la altura del municipio de Calamar, al norte de Bolívar, cuando al vehículo en el que se movilizaba se le estalló una llanta.

Según el último parte médico, el maestro se encontraba con «soporte vasopresor, falla multiorgánica y ventilación mecánica invasiva, proceso infeccioso, hemodinámicamente inestable y en delicadas condiciones clínicas”, decía el reporte entregado por los galenos de la Clínica General del Norte.

San Jacinto y el folclor colombiano están de luto. El compositor dejó todo un legado musical. Sus canciones fueron grabadas por grandes artistas, entre ellos Carlos Vives y los Hermanos Zuleta.

“El maestro Pacheco, sin duda alguna, es la insignia que nos representaba a nosotros a nivel mundial. Es una pérdida invaluable. Adolfo Pacheco Anillo era lo más grande que ha tenido nuestro folclor sanjacintero junto con Andrés Landero y Toño Fernández. El maestro Adolfo fue muy resiliente, fue un hombre que yo nunca lo vi enojado. Con él compartí durante estos últimos meses. Siempre estuvo presento a dar un buen consejo y lo recordaré como un defensor del folclor”, apuntó José Ángel Cerpa, allegado al maestro Adolfo Pacheco y a su familia.

Adolfo Pacheco nació en San Jacinto, Bolívar, el 8 de agosto de 1940. Entre 1971 y 1978 grabó alrededor de 11 discos para Costeño de Codiscos. Su extensa obra musical está conformada por vallenatos, cumbias, porros, chandé y hasta boleros. Cuenta con más de 180 canciones grabadas, 60 de ellas han sido grandes éxitos. Con más de 50 años de vida artística, este músico, compositor y cantautor de origen sabanero se convirtió en un auténtico ejemplo de la cultura y la identidad del Caribe colombiano.

Perfil e Historia

La obra musical de Pacheco ha sido, es y seguirá siendo exitosa por donde se mire. Son más de 180 canciones grabadas, 60 de ellas han sido grandes éxitos en diferentes ritmos y géneros, pues su talento, tan grande como su hamaca, además le permitió ser autor de temas que luego sonaron como cumbias, porros, chandé e incluso boleros.

Nació el 8 de agosto de 1940, década marcada por notables personajes que a diario sonaban en la radio debido a la segunda guerra mundial, algunos aseguran que de ahí proviene su nombre de Adolfo, por causa de una inocente admiración de su mamá Mercedes Anillo, y su papá Miguel Pacheco, hacia el líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, de quien para esa época se hablaba en todos los rincones del globo terráqueo.

Estudió primaria en San Jacinto, en el Instituto Rodríguez, y el bachillerato en el Colegio Fernández Baena, en Cartagena, claustro en donde se apasionó por la literatura, más tarde comenzó estudios de Ingeniería en la Universidad Javeriana, de Bogotá, pero las circunstancias económicas no le permitieron continuar. Sin embargo, se puede decir que uno de sus grandes maestros fue su abuelo paterno,

Laureano Antonio Pacheco Estrada, decimero e intérprete del tambor, quien le enseñó los primeros pasos musicales. Él fue testigo de la que se cree fue la primera composición del artista de Adolfo Pacheco, cuando apenas tenía 7 años, una puya llamada Mazamorrita crúa. 

Adolfo Pacheco es una mezcla de razas indígena, negra y blanca. Su bisabuelo paterno, Laureano Pacheco, era de Ocaña, blanco y pecoso y al poco tiempo de haber llegado a San Jacinto se casó con una mujer negra llamada Crucita Estrada, famosa por hacer deliciosos bollos.

Su papá, el viejo Miguel, como le decía de cariño, tuvo cerca de 21 hijos, pero en el caso de Adolfo, soñaba con verlo graduado como Abogado. Sin embargo, ese fue un anhelo que se cumplió en 1976, cuando Adolfo, ya de 36 años de edad, ingresó a estudiar Derecho en la Universidad de Cartagena. Allí se graduó en 1983 con una tesis sobre derechos de autor. En esa universidad conoció a la abogada Lady Anillo con quien se casó en 1976. A ella le dedicó El tropezón, una canción que popularizó Diomedes Díaz.

Adolfo Pacheco, además de músico, también tuvo una fuerte inclinación por la política. Fue concejal de San Jacinto, diputado del Departamento de Bolívar, secretario de la Asamblea de Bolívar y director de Tránsito de Bolívar.

Testimonios

Dimas Solano, músico y compañero de tarima del maestro Adolfo Pacheco durante 40 años, lo recuerda no solo como músico, sino como maestro y como un amante de las peleas de gallos.

“Gracias a Dios aprendí mucho de él, porque me decía que cantar no es gritar, cantar es entonarse, buscar el tono adecuado para que se te sienta la voz con más fortaleza, más clara. Me dijo una vez, al tono con el que tú cantas, bájale medio tonito para que veas que cantas más cómodo”, dijo. La amistad se forjó desde la infancia, cuando el maestro andaba dejando amores por los caminos de San Jacinto y sus alrededores.

“Tuve una relación con él desde muy niño porque él fue mi maestro, yo lo conocí desde muy niño porque él se crió con mi papá y con mis tíos. Además mi familia tenía cuerdas de gallo y al maestro le gustan los gallos finos. Él me vio nacer, es hasta es mi padrino de confirmación, y para remate una de las novias de él, en su juventud, era profesora mía en el Instituto Rodríguez, entonces ella le mandaba razones y él le mandaba razones conmigo”, recuerda. Durante 40 años, Dimas acompañó al maestro Adolfo en sus presentaciones musicales. 

“Yo me aprendía las canciones de él, pero primero comencé con un grupo mío, cantando. Así estuve unos 12 años, hasta que un día el maestro Adolfo estaba buscando un apoyo en las voces y le dijeron que el que se sabía toda la música de él era yo,  y como siempre él me escuchaba cantar las canciones con los otros grupos, entonces siempre estaba pendiente de mí y me educó mucho la voz “, narró Solano. 

El maestro Adolfo siempre se caracterizó por las vivencias que plasmaba en la música, como lo hizo en temas como ‘El Mochuelo’, entre muchos otros. “Adolfo componía muy bonito, muy poético, hay personas que componen sin son ni ton, sin profundidad le cantan a lo que sea. Pero él va enfocado a lo real, algo que vio o le pasó, no son discos por encargo, como la mayoría de los compositores que hoy en día trabajan por encargos. Para él todo se hace con su planificación, su hecho pensado, sus vivencias”, concluyó. El maestro Adolfo tuvo ocho hijos producto de varias relaciones maritales, uno de ellos falleció hace algunos años por causa de una enfermedad crónica.

Con información de El Heraldo/Radio Nacional/Caracol Radio/El Universal

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