La presencia de caballos y vacas en las vías de acceso al municipio de Íquira, y escenarios deportivos es una problemática frecuente.
Por: Edwin Tamayo Peña
La constante circulación de animales por las diferentes vías públicas ha sido, tradicionalmente, un debate cargado de muchas polémicas, accidentes de tránsito y perdidas de animales en vía de extinción. Sin duda, en los diferentes espacios la seguridad de la mayoría de animales debe estar protegida, de tal modo que la convivencia entre vehículos, peatones y animales sea justa.
“Según los registros disponibles, la zarigueya es el animal más atropellado en Colombia (65,1 %)»,Semana Sostenible. “En España se reportan anualmente cerca de 30 millones de casos de animales atropellados, contando solo los vertebrados. La tasa en Estados Unidos es de un millón de atropellamientos al día, es decir, 365 millones al año; mientras que Brasil reporta 475 millones de casos anualmente. Estas cifras muestran una grave problemática a la que se le debe prestar atención. Algunos científicos, incluso, ya dicen que la muerte de animales como consecuencia de atropellamientos en las vías puede considerarse como uno de los principales problemas de pérdida de diversidad de fauna a nivel mundial”, Mongabay Latam, Semana Sostenible.
Ahora bien, la presencia de caballos y vacas en las vías de acceso al municipio de Íquira, y escenarios deportivos es una problemática frecuente.
Sin embargo, muchos han optado por ensamblar tal falta de responsabilidad como un componente más de las vías, una escena del paisaje rural y urbano; una realidad normal.
Lastimosamente es poco lo que aprendemos de las cifras, el simple hecho de que los animales deambulen por las vías y espacios deportivos, como si estuviesen en un gran corral llamado Íquira, es un problema para abrir los ojos. Además de ser un factor que influye en los accidentes de tránsito, el daño de jardines y la pérdida de control municipal.
Es importante atender rápidamente los dos problemas anteriores como municipio. No se puede seguir en las mismas excusas de siempre, la inoperancia y el desinterés.