Por Eliana Agudelo
Comunicadora Social y Periodista
Este 29 de Octubre se conmemora el Día Mundial de la Semilla Campesina, significando vida, tradición, soberanía, independencia y armonía con el ambiente. Que se puede multiplicar como fruto y cultura. Así se proclamó este día como conmemoración para los agricultores, realizándose en esta fecha actividades de intercambio de semillas autóctonas para rescatar la biodiversidad y tradición de cultivos.
De acuerdo con fuentes internacionales, «Actualmente viene dándose una gran movilización y luchas por la defensa de la semilla, movilización a nivel mundial, pero especialmente en Latinoamérica. Los pueblos vienen trabajando en contra de la aprobación de leyes neoliberales que buscan privatizar las semillas, denunciando la contaminación transgénica de variedades de maíz, y luchando contra el acaparamiento de semillas por parte de las transnacionales como Monsanto, Dupont, Pioneer».
Cabe recordar que a nivel latinoamericano se han producido importantes jornadas como la celebración del día nacional del maíz en México , el congreso del movimiento de pequeños agricultores del Brasil que tuvo, entre sus ejes centrales, el debate sobre las semillas como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
Así mismo, campesinos y campesinas de distintas regiones se concentran en el marco de la lucha contra la semilla transgénica, «aquella que el capitalismo pretende implantar en los pueblos, pues es un tipo de semilla estéril que obliga al productor a comprarla cada año».
«Las transnacionales que dominan la agricultura industrial en el mundo son cada vez menos y cada vez detentan mayor poder. Monsanto, Syngenta, DuPont, Bayer, Dow, Basf planean fusionarse y ser solo tres, que controlarán las tres cuartas partes de los agrotóxicos y más del 60 por ciento del mercado mundial de semillas. La ambición de lucro y la falta de escrúpulos para devastar la naturaleza no parece tener límites para agronegocios, latifundistas y empresas», afirma Silvia Ribeiro.
y agrega que «La agricultura, dice el argentino Carlos Vicente de la organización Grain, comenzó cuando una campesina por primera vez guardó una semilla de una planta silvestre y la sembró. Y de allí, por todo el mundo, durante miles de años y hasta hoy sigue el diálogo de las mujeres, campesinos y pueblos con la naturaleza, que es lo que sigue sustentando a la mayoría de la población mundial. “La semilla es el corazón de la soberanía alimentaria”, cita Carlos una frase de Francisca “Pancha” Rodríguez, de la Asociación de Mujeres Campesinas e Indígenas de Chile, Via Campesina».