La prostitución en menores de edad gay, se ha vuelto para las autoridades una problemática que se acrecienta. Jóvenes que no superan los 16 años de edad venden sus cuerpos en las esquinas de la Avenida La Toma a cambio de algo de dinero que les permita sobrevivir.
Por: Diego Tovar.
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Son casi las 12:00 de la madrugada, el ir y venir de jovencitas atrapadas en el cuerpo de un hombre se puede notar sobre la Avenida La Toma. Risas, humo de cigarrillo y uno que otro taxista se encuentra en este solitario y oscuro lugar.
María, una joven de 16 años de edad, se contonea en unas de las esquinas esperando la llegada de un cliente, que le permita ganar el suficiente dinero para llevar a su casa el sustento para su madre y hermanito.
Desde los 13 años *Juan Carlos como se llama realmente, se dio cuenta de su inclinación sexual. De pequeño el color rosa le llamaba la atención, las muñecas le parecían bonitas y odiaba los juegos bruscos con sus amigos del colegio.
Temeroso por la reacción que tomaría su progenitora y aún más de la de su padre, reprimió este sentimiento de querer verse como una mujer y vivir como una hasta que cumplió sus 15 años. Ya su comportamiento se había hecho notorio, sus amigos prefirieron dejarle de hablar. Solo y con un sentimiento enorme de miedo por el rechazo, llegó a pensar en el suicidio.
Fue así como decidió que acabaría con su vida, no sin antes dejar una extensa carta escrita a puño y letra suya. En ella confesaba que había nacido con el cuerpo equivocado. Que se sentía atrapado en ese extraño y masculino cuerpo y que no quería ser rechazado.
Su intento se frustró, siendo las 10:15 de la noche del martes 7 de marzo de 2105, un mal presentimiento de la señora Edna Cano, su madre, la llevó a revisar que su hijo se encontrara bien, pues ese día no quiso cenar y decidió irse a dormir temprano.
La escena con la que se encontró la mujer de 52 años de edad es quizás la que nunca una madre se llegue a imaginar o quisiera vivir. Su hijo se encontraba suspendido de una especie de cuerda hecha por una cobija que estaba atada a una de las vigas de aquella humilde vivienda. De inmediato aquella mujer de cuerpo liviano corrió a soportar su cuerpo y en medio de los gritos comenzó a pedir ayuda. Su hijo menor de 7 años, corrió donde sus vecinos, uno de ellos ayudó a bajarlo de aquella cuerda. De inmediato fue llevado a la ESE Carmen Emilia Ospina, donde fue remitido al Hospital Universitario de Neiva. Un cuadro de depresión fue el diagnóstico entregado por los galenos.
Su plan se había desmoronado y su carta se encontraba en manos de doña Edna, quien en medio de la tristeza y angustia descubrió la razón que había motivado a *Juan Carlos a actuar de esa manera.
Quince días internado y bajo observación fueron necesarios para que uno de los médicos le diera de alta, luego de ver una mejoría en su estado de salud mental. Una trabajadora social y una psicóloga se encargaron de confrontar a madre e hijo.
Doña Edna lloró la pérdida de su hijo, aquel que con amor había bautizado como Juan Carlos, en honor a su propio padre que había fallecido dos meses antes de que este naciera. Sin embargo, la reconfortaba saber que ahora tenía a María, una joven próxima a cumplir sus 15 años de edad.
Ante esta situación, su padre decidió dejar de brindarle apoyo económico a su exesposa e hijos, pues consideraba una ofensa que su hijo mayor, ahora fuera gay.
La rebeldía y el deseo de querer probar cosas nuevas llevaron a *María a frecuentas algunas calles, donde sus nuevas amigas le ofrecían algo de dinero fácil y sobre todo mucha diversión.
Su vestimenta de niña empezó a cambiar por shorts cortos, blusas ombligueras y tacones. Cada vez frecuentaba menos su colegio y las horas de llegar a su casa coincidían con la salida del sol.
Esta situación generó un gran conflicto con su mamá, quien deseaba que su hija fuera una mujer de bien, estudiada y que no terminara vendiéndose en las calles o en una peluquería. Sin embargo, *María cansada de la ‘cantaleta’ de su mamá, decidió irse de la casa.
Su amiga *Juana le brindó su apoyo, se la llevó a vivir a una humilde habitación que debían compartir. Luego le enseñó a trabajar en el negocio donde según ella se podía ganar en 4 horas lo suficiente para vivir bien.
*María terminó prostituyéndose pese a su corta edad. La Toma se convirtió en su hogar, pues allí llegan algunos jóvenes y señores de la alta sociedad, quienes aprovechando las altas horas y la soledad del sector, en lujosos carros van a solicitar sus servicios.
Ya ha pasado más de un año desde que abandonó el colegio, a su mamá y su hermanito, dice sentirse más libre, sin embargo extraña a su mamá, a quien le lleva cuando pueden algunos enseres o mercados.
Esta nueva vida le ha jugado malas pasadas, pues algunas veces se ven enfrascadas en peleas por defender su terreno de trabajo. La Policía en varias ocasiones ha intentado llevársela, por ser menor de edad. Un cliente la golpeó tan fuerte en una ocasión que solo recuerda haber despertado en el centro médico del Siete de Agosto.
Este es su mundo, este fue el camino que escogió, esta fue la vida que le tocó a *María, quien ahora anhela poder regresar a su vivienda y estudiar algún curso técnico en belleza.
Fotos Suministrada vía internet