A pesar de que las mujeres se esfuerzan más en mejorar su perfil ocupacional, son los hombres quienes tienen una mayor tasa de postulación y colocación laboral. Así lo revela un estudio del Servicio Público de Empleo (SPE) y la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario.
Según el informe «Mujeres en el empleo: avanzando hacia la igualdad», resultados que se presentaron en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, de 2021 a 2023 las mujeres han mostrado una mayor actividad que los hombres en términos de registro en el SPE y acceso a orientaciones. Sin embargo, en cuanto a las postulaciones, es decir, el proceso de presentar la hoja de vida para ocupar una vacante, predominan los hombres.
«El promedio de postulaciones masculinas entre 2021 y 2023 fue de 1.380.688 por mes, lo que equivale al 64.4 % del total, mientras que la cifra correspondiente para las mujeres fue de 762.138, es decir, un 35.6 % del total», dijo Paula Herrera, directora del organismo.
Una posible explicación detrás de este resultado radica en las dificultades que enfrentan las mujeres debido a su papel principal en las responsabilidades de cuidado y obligaciones familiares. Esto lleva a que el espectro de trabajos que pueden aceptar sea más limitado que el de los hombres, lo que se refleja en restricciones significativas, como flexibilidad horaria y distancias entre el hogar y el lugar de trabajo. Estos factores pueden limitar las oportunidades laborales a las que las mujeres desean acceder, explicó Herrera.
Al examinar las colocaciones, es decir, la capacidad de los buscadores de empleo para asegurar una posición laboral, la investigación revela que las mujeres tienen menos éxito que los hombres en este aspecto, con una tendencia creciente hacia la colocación. Según Herrera, «durante el período analizado, aproximadamente el 50.5 % de los hombres que se postulaban lograban colocarse, mientras que en el caso de las mujeres esta cifra apenas superaba un tercio (38%)».
Al desglosar los datos por poblaciones vulnerables y género, se evidencian realidades aún más crudas. Por ejemplo, las víctimas del conflicto son el grupo que más éxito tiene en encontrar empleo, especialmente los hombres, aunque representan solo alrededor del 12 % de los buscadores activos en 2023. En contraste, los jóvenes tienen menos éxito que el promedio, representando alrededor del 45 % de los buscadores activos.
Según Jaime Tenjo, asesor, se observa una gran variabilidad entre ciudades en términos de tasas de colocación, con diferencias significativas entre hombres y mujeres. Ciudades como Bogotá, Bucaramanga, Manizales, Neiva y Pereira muestran las mayores tasas de colocación, mientras que Montería, Pasto, Quibdó y Valledupar presentan tasas más bajas.
La tendencia creciente en las colocaciones podría estar relacionada con la expansión y cobertura territorial que se ha logrado en los últimos años, así como con un mayor acercamiento y reconocimiento de sus servicios en las comunidades locales, señaló.
La variabilidad en las tasas de colocación puede atribuirse en parte a los mismos factores que influyen en las tasas de desempleo. Al correlacionar estas dos variables, se observa una relación negativa, lo que sugiere que las ciudades con altas tasas de colocación tienden a tener bajas tasas de desempleo, y viceversa, explicó Tenjo.
Dificultades de empleo para mujeres mayores de 45 años
Andrés García-Suaza, profesor e investigador de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario y uno de los autores del estudio, destacó la existencia de barreras de acceso y factores de exclusión que requieren atención para cerrar las brechas de género en el mercado laboral.
“Las mujeres mayores de 45 años enfrentan desafíos adicionales en comparación con los hombres mayores. Estas mujeres muestran una mayor propensión al desánimo en los procesos de formación para el trabajo, una menor utilización del Servicio Público de Empleo como herramienta de búsqueda de trabajo y un porcentaje más alto de falta de educación media. Además, participan menos en cursos de capacitación y certificación”, dijo García-Suaza.
Por otro lado, las mujeres más jóvenes muestran una mayor actividad en la utilización de los servicios y tienen un mayor porcentaje de al menos educación media en comparación con los hombres jóvenes. Esto sugiere una brecha de género en términos de acceso y participación en el mercado laboral y en la búsqueda de oportunidades de formación y empleo, explicó.
García-Suaza sugiere que las estrategias para superar estas barreras deben adaptarse al contexto socioeconómico de las mujeres en busca de empleo. Por ejemplo, destaca que un alto porcentaje de mujeres mayores se dedican a labores del hogar, lo que puede resultar en interrupciones más significativas en sus trayectorias laborales. Por tanto, propone dirigir los esfuerzos hacia la capacitación y certificación de mujeres jóvenes, aprovechando sus niveles educativos más altos y facilitando su transición hacia sectores laborales con una creciente demanda de competencias. El profesor enfatiza la necesidad de promover una mayor utilización de los mecanismos formales de búsqueda de empleo, como las agencias de empleo, especialmente entre las mujeres mayores, con el objetivo de reducir las diferencias observadas en comparación con el promedio nacional.
Diferencias de género y oportunidades de colocación
Otro aspecto abordado en la investigación es el análisis de las brechas en el capital humano, donde se evidencian notables diferencias de género en cuanto a los conocimientos y destrezas adquiridas, lo cual incide directamente en las oportunidades de colocación.
Según Diana Londoño, investigadora, «se observa un mayor porcentaje de mujeres (14 %) cuyos perfiles coinciden con al menos un conocimiento en comparación con los hombres (10.8 %) en relación con las vacantes potenciales demandadas por los empresarios. En cuanto a las destrezas, el porcentaje es aún mayor: el 21.2 % de las mujeres poseen destrezas coincidentes, mientras que para los hombres es del 20.3 %. Esto puede atribuirse al hecho de que las mujeres buscan más orientación.
Sin embargo, la presencia de un bajo número de conocimientos y destrezas plantea dos desafíos significativos: primero, desde la perspectiva de la formación para el trabajo, hay conocimientos definidos en la Clasificación Uniforme de Ocupaciones (CUOC) que no se encuentran de manera sistemática en los perfiles; segundo, esto puede ser un factor para reformar el perfilamiento de candidatos, ya que la falta de identificación de conocimientos y destrezas en el perfil podría ser debido a una verdadera carencia de habilidades o a la falta de claridad en la descripción del perfil, lo que dificultaría que las empresas identifiquen adecuadamente a los candidatos, explicó Londoño.
Brechas de capital humano
El estudio desarrolló varios indicadores pioneros en el país sobre las brechas de capital humano. Uno de ellos, que mide la discrepancia entre los conocimientos y las destrezas identificadas en la descripción de todas las vacantes y aquellos encontrados en todos los perfiles de las personas que buscan empleo para cada una de las ocupaciones de la CUOC, reveló que los hombres muestran una mayor correspondencia de conocimientos con respecto a las ofertas de empleo potenciales en comparación con las mujeres en todas las ocupaciones.
«Las mayores discrepancias entre los perfiles de los buscadores y las ofertas de empleo se observan en ocupaciones de directores y gerentes, así como en agricultores y trabajadores calificados agropecuarios, forestales y pesqueros, así como en ocupaciones de oficiales, operarios artesanos y operadores de máquinas, donde la discrepancia entre los perfiles y las ofertas de empleo es mucho mayor para las mujeres en comparación con los hombres, con brechas bastante amplias de 13.2 y 18.8 puntos porcentuales, respectivamente», dijo Londoño.
Sin embargo, en cuanto a las destrezas indicó que «en la mayoría de los casos se observa una brecha positiva a favor de las mujeres, lo que sugiere un mejor emparejamiento en destrezas en comparación con los hombres, a diferencia del análisis de conocimientos. Se destaca especialmente el caso de los profesionales, científicos e intelectuales, donde el perfil de las mujeres se acerca al requerido en un 92.3 %, con una brecha de 2.6 puntos porcentuales».
Estos resultados sugieren que «la baja tasa de colocación de las mujeres podría atribuirse principalmente a la falta de conocimientos en sus perfiles de hoja de vida, ya sea porque no los poseen o porque no los registran con la misma frecuencia que los hombres. Y esto podría reflejar un sesgo donde las destrezas son más resaltadas en el caso de las mujeres y los conocimientos en el caso de los hombres», resaltó.