La mayor participación se lo lleva educación, rubro al que se destinaron 22 billones de pesos. El más regresivo, en la medida que le entrega beneficios a los de mayores ingresos, fue el subsidio a las pensiones a donde se fueron 18,4 billones de pesos. A salud, con los beneficios del Plan Obligatorio de Salud (POS), se destinaron 14,8 billones de pesos. En servicios públicos (acueductos, alcantarillado y aseo) y energía los subsidios alcanzaron 3,7 billones de pesos. Para la compra de vivienda los subsidios ascendieron a 1,8 billones de pesos en el 2015.
Cartagena(@DNP_Colombia) El gasto en subsidios sociales en Colombia es de proporciones mayúsculas. Según cifras preliminares, estas ayudas del Estado alcanzaron el año pasado los 71,7 billones de pesos, es decir el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, o más de 5 veces lo que vale la primera fase del Metro de Bogotá.
Los subsidios son transferencias de recursos públicos que le otorgan un beneficio económico a una persona natural o jurídica. Entre 2010 y 2015, los subsidios sociales, es decir, los que se entregan a las personas, crecieron cerca de 45%, al pasar de $49,6 billones a 71,7 billones de pesos.
Así lo arrojan los resultados de un análisis realizado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP) con el fin de conocer el inventario del gasto en subsidios que realiza la Nación.
“Lo subsidios han tenido un impacto importante en la reducción de la pobreza y la miseria en el país, pero el resultado sería mayor si estuvieran mejor focalizados, especialmente, en pensiones, donde existe una alta inequidad en su distribución”, advirtió el director del DNP, Simón Gaviria Muñoz.
Los subsidios sociales más representativos son para el sector de educación, que acapara cerca del 31% ($22 billones); pensiones con alrededor del 26% ($18,4 billones); salud, al que se destina casi 21% ($14,8 billones) y servicios públicos con el 5,2% ($3,7 billones).
El resto de subsidios representaron el 5% del total, o menos, siendo los más importantes la atención a la primera infancia (4,6%), la pobreza (5,2%), vivienda (2,6%) y otros (4,4%).
Es decir que, en promedio, cerca del 78% de los recursos para subsidios sociales ($55,2 billones) se destina a beneficios en educación, pensiones y salud.
Pero quizás lo más importante del estudio del DNP se relaciona con la distribución de los subsidios. Los resultados son preocupantes en la medida en que su repartición no es progresiva y buena parte de estos se va para personas de altos ingresos.
Aunque los subsidios destinados a salud, educación y atención a la primera infancia cumplen con el concepto de progresividad, pues más del 70% se dirige a personas de bajos ingresos (Quintiles del 1 al 3, que comprende familias con ingresos hasta de $1.534.000), hay vacíos que permiten que en pensiones, vivienda y servicios públicos se distribuyan sin tener en cuenta los ingresos.
En pensiones, la inequidad es alta
Uno de los lunares en la distribución de subsidios se presenta con las pensiones, en donde la inequidad es sorprendente. Es así como los pensionados de mayores ingresos (los que ganan más de $2.800.000) reciben el 50,8% del total de subsidios, mientras los de más bajos ingresos reciben tan solo el 4,3%.
Así, por ejemplo, una persona que tiene una mesada de salario mínimo recibe de subsidio al año 6,6 millones de pesos, mientras que uno de 10 millones de pesos obtiene más de 58 millones de pesos al año en subsidios.
Pero las pensiones no son el único caso con problemas de focalización. En los subsidios de vivienda, el cuarto y quinto quintil con más altos ingresos recibe el grueso de los subsidios con 36,6% del total y en servicios públicos, este mismo número es de 32,1%.
El estudio revela que 7,3 millones de personas del quintil más alto de ingresos (más de $2.800.000 por hogar) están recibiendo subsidios en servicios públicos.
Si esos recursos se focalizaran mejor se podrían destinar a los de más escasos ingresos y unas 300.000 personas adicionales que verdaderamente lo necesitan recibirían estos beneficios.
Cuando se consolida la entrega de los $71,7 billones de subsidios por niveles de ingresos (quintiles) se encuentra que los de más altos ingresos son los segundos que más reciben subsidios (20,2%), después de los de más bajos ingresos a los que llega el 22,4%.
Esta distribución deja ver la falta de lineamientos e información suficiente para la formulación, seguimiento y evaluación de los subsidios lo que lleva a que muchos de los programas involucrados se encuentren mal focalizados, conduciendo a ineficiencia y regresividad en el gasto público.
Un nuevo esquema
Para que los subsidios lleguen a los colombianos que verdaderamente los necesitan, es decir, a las personas de más bajos ingresos, el director del DNP, Simón Gaviria Muñoz, planteó algunas recomendaciones que podrían ser adoptadas en el futuro.
Para el funcionario, los subsidios deben promover la equidad, la eficiencia y la efectividad del gasto, pero esos principios no se están cumpliendo con una buena parte de los subsidios que hoy se distribuyen en el país.
Entre las recomendaciones del DNP están:
1. La creación de un sistema de información de todos los subsidios.
2. Que los subsidios entregados sean públicos.
3. Que haya un doble filtro en la verificación de beneficiarios, teniendo en cuenta el Sisbén y los estratos sociales.
“Los subsidios tienen que ser progresivos, lo que significa que al que menos tiene, se le ayuda más; deben ser transparentes para que sea claro a quienes se les están entregando estos beneficios y debe haber sanciones para evitar la corrupción”, dijo Gaviria Muñoz, en el congreso de Asocajas, en Cartagena.