Aunque pasó en primer debate, adelantado en Comisión, existe entre la ciudadanía una gran expectativa sobre la suerte del Proyecto de Acuerdo que establece el cobro de la Plusvalía en Neiva. Se espera que en sesiones extras del Concejo, esta iniciativa genere dura polémica. www.noticiasalsur.co comparte un análisis de este recaudo realizado por el docente Antonio Germán Castañeda Hernández, quien asegura que se debe tener claro que la construcción de unas finanzas sólidas no es un trabajo de poco tiempo, sino como lo han hecho en urbes como Bogotá hay que dejar bases claras y legítimas para el futuro.
Antonio Germán Castañeda Hernández
Especial Boletín Económico del Huila
Sin necesidad de incrementar impuestos a través de tarifas o de la creación de nuevas obligaciones, no sólo en el orden nacional, sino en los municipios y aún en los departamentos, se puede acudir a algunos mecanismos que permiten aumentar los ingresos de los entes locales.
Un ejemplo de ello es mediante la inclusión de recaudos justos como en el caso de la participación de Plusvalía e inclusive con una bien manejada contribución de Valorización para sectores con capacidad de financiamiento.
Igualmente es clave el control de la evasión para incorporar contribuyentes que evaden su obligación y con una herramienta tecnológica que en ocasiones olvidamos o menospreciamos, como es la modernización de la Administración.
Concretamente la sistematización de los procesos que maneja Hacienda y que no molesta de ninguna manera a quienes están aportando al sostenimiento del Estado y al financiamiento del Municipio en forma cumplida y permanente, sin desconocer que deben mantenerse los mecanismos de control a la evasión, mediante la fiscalización interna y externa, sin acciones temerarias y con poco sustento legal, como las que en muchas ocasiones hemos observado en la oficina de impuestos del Municipio en donde con el afán de incrementar ingresos, probablemente loables, se están excediendo llegando casi a la arbitrariedad con muchos contribuyentes, desconociendo la obligación constitucional del debido proceso y el derecho a la defensa.
Hemos tenido la oportunidad de sugerir y apoyar a la actual Administración de Neiva en aspectos como la Plusvalía, a la cual me referiré brevemente, pero seguimos insistiendo que no es el momento de nuevos impuestos por motivo de la situación económica general del país y porque existen otras fuentes que pueden generar los ingresos necesarios para la mayor parte de los compromisos del Alcalde, sin sufrir deterioro en la gestión, en la imagen y en una exitosa formulación de políticas públicas financieras.
Medidas y obras
El Alcalde debe tener claro un panorama suficientemente debatido en medios económicos, académicos y gremiales, en el sentido de la existencia de un esquema sobre fuentes de recursos en el cual, en un mediano y largo plazo, los ingresos por participación en plusvalía, la contribución de valorización y la cofinanciación pueden proveer recursos para la mayor parte de las obras relacionadas con el desarrollo urbanístico y vial de Neiva, mientras que con la modernización y la sistematización, el control a la evasión y la fiscalización se empezarían a lograr recaudos crecientes para otros importantes proyectos municipales.
Es de anotar que estas medidas darían simultáneamente una alta capacidad de endeudamiento, con un mayor grado de conciencia ciudadana sobre responsabilidad social y participación, pudiendo lograr un salto importante para consolidar las finanzas de Neiva.
Plusvalía no es impuesto
Pero veamos la importancia de esa nueva fuente de recursos que es la plusvalía, que como ya dijimos no es un impuesto de ninguna manera, así quiera hacerse ver por personas que no tienen claro el concepto, pues como ya mencionamos se trata de una participación, cuya vocablo viene a su vez de la palabra “parte”, es decir porción o cantidad que es susceptible de distribuirse, puesto que hace parte de un aumento del valor de un bien raíz por efecto de una determinación que toma el Estado en este caso una autoridad municipal.
Pero tal es la trascendencia de la figura en mención, que es la misma Constitución Política que ordena su recaudo en los siguientes términos del artículo 82: “Las entidades públicas participarán en la plusvalía que genere su acción urbanística…”
En igual sentido se establece en la ley 388 de 1997 que reglamenta esta figura y el uso del suelo en general.
Es tan alto y obligatorio el mandato de La Carta Magna, que en caso de que el funcionario responsable de su recaudo no realice las acciones pertinentes para cumplir con esta norma, se verá enfrentado a una acción disciplinaria por desacato a la Constitución y a la ley y como consecuencia, a una omisión generadora de un detrimento patrimonial, casos en los cuales ya están involucrados varios alcaldes del país.
La plusvalía está llamada a sentar un precedente histórico dentro del modelo capitalista y aunque pueda parecer un impuesto más, dentro de la maraña tributaria de Colombia, corresponde a una obligación de tipo no tributario que surge a raíz del beneficio que genera una acción del Estado, sobre un bien inmueble y que permite incrementar su valor, sin que necesariamente se realice una inversión adicional del propietario respectivo, asunto que no está dirigido al comprador de vivienda o de otros bienes raíces, pero que tampoco debe trasladarse a ellos como un gravamen por parte de los constructores o de los responsables, como en el caso de los lotes de engorde que son muestra clara de la aparición de esta figura.
La Plusvalía significa que de ese mayor valor del bien, obtenido como utilidad, en el momento de su venta, y solo en esa ocasión, el Municipio cobra un porcentaje a quien vende y no a quien compra que está entre el 30 y el 50 por ciento con destino a obras de urbanismo especialmente.
Este nuevo mecanismo de las finanzas públicas ha servido a muchas ciudades del mundo para cambiar su imagen y proyectar su futuro urbanístico, nada más y nada menos a ciudades como París en el siglo XVI, en donde sus bellos puentes y plazas, se deben a la plusvalía.
El debate en Neiva
En Colombia ya se aplica en varias ciudades y en Neiva empieza la discusión y no es raro que se dé, aquí en donde todo se espera del Estado y en donde muchas personas han sido especialmente favorecidas por el cambio de uso del suelo y de su mayor aprovechamiento y en donde la mayor parte de las nuevas construcciones de valor alto y medio, a pesar de fuertes incrementos en sus beneficios en los últimos años, por este efecto, no han contribuido al fisco municipal con la Plusvalía, pero al municipio si le ha tocado, cambiarles el uso del suelo, ampliar las redes de servicios públicos, pavimentar sus calles y arborizar entre otros.
La discusión debe ser clara en el sentido de que esta plusvalía no se cobra a quien compra la vivienda o bien raíz, sino a quien se beneficia con una mayor utilidad al venderlo.
Ahora bien, los primeros argumentos de quienes construyen es el de que se elevaría el precio de la vivienda y de la construcción en general, pero no es así, se trata de desprenderse de una parte de esa ganancia y aportarla para el desarrollo de la ciudad en su conjunto.
Se trata igualmente de que la imagen urbanística de los sectores populares mejore cada día con recursos de plusvalía y las inversiones del Municipio allí, se hagan en gran cantidad, proporción, y diligencia, como en los sectores donde se genera plusvalía.
Una de las funciones de las finanzas públicas es la redistribución de recursos de los más ricos hacia los más pobres, principio universalmente aceptado en materia de Hacienda Pública, para lo cual la Plusvalía es una adecuada estrategia de apoyo a los sectores de menores recursos para que cambien su imagen urbanística.
Aquí necesitamos de inmediato que el señor alcalde convoque a los generadores de plusvalía para que manifiesten su verdadero amor por Neiva y acepten el compromiso, sin trasladar ese valor al comprador del bien raíz, pues ya se ha dejado de pagar por indecisión gubernamental durante muchos años. Ya es hora de empezar desprenderse de una parte de la utilidad y eso no los va quebrar.
Campaña pedagógica
El compromiso de la Administración debe responder a ese aporte, manejando adecuadamente el dinero que así se recaude, dinero que también se generará con las construcciones de renovación urbana, pero que de ninguna manera afectan el bolsillo de la clase consumidora, cosa en la cual se está proyectando una gran campaña de pedagogía aclaratoria dentro de la ciudadanía.