Nórida Ramírez Ardila
Debo admitir que hace algún tiempo no me sentía atraída en lo absoluto por la lectura, leía escasamente lo necesario, lo que me permitiera seguir viviendo, como las fechas de vencimiento de algunos productos, fórmulas médicas, letreros publicitarios, revistas con temas de farándula, estados de Facebook, y cosas de ese estilo, nada que haya tenido algún tipo de continuidad o que despertara más ganas de seguir interesada por el hábito buen de leer.
Hoy, leyendo el libro El poder de la lectura, recordé la manera en que inició ese gusto por los libros, especialmente siento bastante preferencia por las novelas. Meatrapa la manera como describen cada situación, cada personaje, cada espacio, cada sentimiento, los novelistas escriben de tal forma que el lector se siente dentro de las escenas, es más, hasta han resuelto inquietudes que había tenido de diversos temas sociales reales, puedo decir que he salido del país gracias a la lectura continua de novelas. Digo continua, porque la nostalgia pos libro se termina solo cuando empiezo con uno nuevo.
Escoger una de las estrategias de inducción a la lectura, es mi caso personal, es difícil, porque me encuentro identificada con varias de ellas, pero nombraré con la que inicié:
“Regalar un libro que nos agrade, en cualquier fecha, a familiares y amigos”.
Actualmente y gracias al avance de la tecnología, es mucho más fácil y económico obsequiar un libro, puesto que éstos ahora son más interactivos, pues son diseñados en formatos ligeros para que puedan circular con mayor agilidad por la internet. Un libro está a un clic de distancia, se le puede obsequiar un texto a un amigo o familiar por medio de un correo electrónico, y ahora con todos los aparatos tecnológicos portables, es muy fácil llevar el libro a todos lados. Ese fue mi caso, un amigo se tomó el atrevimiento de regalarme inicialmente un libro, no fue en mi cumpleaños, ni era alguna fecha especial, para ser más exactos, me regaló una novela, y argumentó que era un excelente libro porque él también estaba llevando la lectura. Lo envió, y me advirtió que pasadas dos horas me indagaría y que debería haber llegadohasta el tercer capítulo. ¡Hasta el tercer capítulo en dos horas! Qué locura, qué se creía para ponerle oficio a mi tiempo libre. Sin embargo decidí empezar, y fue la mejor decisión de todas. Como portaba mi libro en el teléfono móvil, lo podía leer en todas partes, cualquier momento libre que podía tener, era para abrir la novela y por lo menos leer las páginas que el tiempo me permitiera. Nunca hubo preguntas acerca del libro por parte de mi amigo, fue una trampa que usó para que iniciara. Las horas pasaban como minutos mientras leía, era increíble para mi ver la manera como el libro se terminaba en tan poco tiempo, lo que antes era un martirio de horas interminables, sea había convertido en un deleite. Después tuve que agradecerle muy especialmente a mi amigo por el gesto que cambio mi vida y mi ortografía.
En agradecimiento por el detalle que en esa ocasión hicieron conmigo, he intentado que la cadena de la lectura siga, a mi amigos más cercanos y aún los que no lo son pero a quienes les puedo percibir que les guste las novelas, no dudo en reenviarles el libro con que inicié para que disfruten como lo hice yo en aquella oportunidad.Afortunadamente he podido ver como la cadena ha crecido, cuando existe la oportunidad de un encuentro con mis amigos, ya encontramos un tema más en común: Los libros.